
Nicolás Perelló y Bonnin
Barcelona (ES) 19-3-1891 / Barcelona (ES) 24-3-1974
Químico y empresario textil.
En 1926 viene a Venezuela a dirigir la recién inaugurada “Telares e Hilanderías de Maracay”, empresa cuyo principal accionista era el dictador Juan Vicente Gómez (1857-1935).
Una de los condiciones de su contrato le permite traer al país un contingente de 20 familias catalanas, que vivían en lo que hoy se conoce como Barrio Catalán y Pasaje Catalán en la ciudad de Maracay (VE).
Muchos de los trabajadores y técnicos permanecieron en Venezuela y crearon negocios, algunos de los cuales fueron muy prósperos, lo cual generó un “efecto llamada” entre profesionales y técnicos de Catalunya.
Entre Perelló y los representantes del general Gómez se estableció y registró (Oficina Subalterna de Registro del Distrito Girardot. Protocolo 1°, N° 2, 1927) un contrato de servicios autorizándolo para obrar y firmar el giro de los negocios y todo lo relativo a la explotación de la empresa.
A través de un contrato de servicios se establecieron las condiciones de trabajo del señor Perelló a través de trece cláusulas, entre las que destacan las relativas al desempeño del empresario para hacer productiva la empresa. (OSRDG. Protocolo 1°, Nº 233, año 1927). Algunas peculiaridades:
En la cláusula tercera, el propietario estimó el capital en 10 millones de bolívares, distribuido entre el valor de los edificios de Telares e Hilanderías y Fábrica de Aceite, más un capital de trabajo de un millón de bolívares.
En la cláusula cuarta, se estableció que el Sr. Perelló podía separarse anualmente durante el lapso de tres meses para ir al exterior a fin de estudiar los progresos que ocurrieran en la industria textil, las modas de cada temporada adaptables al medio venezolano, y en todo lo que fuera de utilidad para la industria textil.
En la cláusula sexta se le autorizó para traer del exterior con destino a la Empresa hasta veinte (20) familias que en un conjunto sumaran alrededor de sesenta (60) personas, versadas en las diferentes labores de tejeduría, hilatura u otras conexas, relacionadas con esas labores, para lo cual le suministrarían pasajes de segunda y tercera clase, en buque de vapor de acuerdo con la condición de los trabajadores; a los cuales se les facilitarían viviendas adecuadas, cuyo alquiler se calculaba en un máximo de 40 bolívares mensuales.
A tal efecto, en las zonas aledañas a la textilera, se construyó una serie de casas que dio cobijo a estas familias. A la fecha (2019) han sido demolidas casi todas las casas, pero aun pueden verse algunas en el denominado “Pasaje Catalán”, entre las calles Páez y Soublette, cruce con calle Ricaurte de Maracay.
De ese contingente de mano de obra catalana, muchos se quedaron en Venezuela y al finalizar sus trabajos en Maracay crearon empresas de servicios y su éxito produjo un ‘efecto llamada’: otros catalanes se atrevieron a cruzar el Atlántico para trabajar y prosperar en Venezuela.
Así lo cuenta el libro “Huellas de la inmigración en Venezuela”, en su pagina 183:
“Uno de los principales talleres dedicados al ramo será el Taller Electromecánico de Cuní (electricista) y Campalans (mecánico), quienes llegaron al país contratados para montar la empresa Telares Maracay, pero una vez finalizado el trabajo decidieron establecerse y fundar su propia empresa.
Este taller atrajo a otros inmigrantes catalanes, como Gumersindo Pons, quien llegó a Venezuela en 1933 y luego se asoció con Esteban Godayol para fundar los Talleres Hispania, localizados entre las esquinas de Garita y Pescador, en Caracas, y especializados en la instalación de frigoríficos”.
Fuente:
http://historiasdemaracay.blogspot.com/2014/05/maracay-industrias-agropecuarias-del.html
Huellas de la inmigración en Venezuela. Entre la historia general y las historias particulares. © Fundación Empresas Polar, 2011
Fotografías: Maracay. Barrio Catalán. 1928. Autor desconocido.
